24 abril, 2005

Vosotros que lloráis

Vosotros que lloráis, vosotros que sufrís, vosotros que tembláis, sin atreveros a prever el término de vuestros males, el fin de vuestras penas, mirad: No hay noche sin aurora, y el alba se prepara cuando la sombra se espesa; no hay niebla que el sol no disipe, ni nube que no dore; no hay llanto que él no seque, un día, ni tempestad tras la cual no resplandezca su arco triunfal, ni nieve que no funda, ni invierno que no trueque en primavera radiante.

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